Recompostura.

Después de llorar un rato acostada en mi cama con mi gata en mi pecho aspirando mis males y angustias, comprendí algo: Era hora de recomponerse.

Tenía que, tarde o temprano, empezar a hacer cosas por mí (mejor temprano que tarde, aplicable a todo en la vida). Desde volver a pintarme las uñas hasta hacer actividades nuevas.

Iba a comenzar deporte esa misma semana, asistir a un taller literario y comenzar a ir a un club de debate objetivista (ni yo sé de que se trata, pero la idea es ir a averiguarlo ¿no?).
Podía quedarme tirada esperando que me pise el tren de la vida, o comprar un boleto y subirme a el.

Decidí subirme. Cambiar, mejorar, madurar, pensar de otra forma.

Si no salimos de nuestra "zona de confort" o "zona de comodidad" nunca vamos a encontrar la magia que el mundo nos presenta. Nunca vamos a encontrar las oportunidades que estuvimos esperando y no las obtuvimos justamente por eso, esperar y no moverse.

Si uno mismo no hace cosas por su bien estar y felicidad, nadie mas puede.

Después de llorar, lagrimear, sollozar y etc.. Mi mente me dijo: "Malas noticias: Todo cambia. Buenas noticias:  Todo cambia".
Comprendí que así como lo bueno se fue, también lo malo se irá. La diferencia es que lo bueno se fue de forma física y yo me quedo con los mejores recuerdos. Lo malo son, simplemente, recuerdos.


Debemos levantarnos, aunque no tengamos fuerzas. Debemos inventarlas, aunque no sepamos cómo.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

#Girlboss, motherfucker.

La generación de la venganza

Un olor especial.