Me encontré y me reí

Caminé por la noche metida en mi torbellino de ideas atrapantes, recuerdos resonantes y situaciones imaginarias o reales que todas apuntaban al mismo lado: La tristeza y un poco de dolor.

¿Me dolía lo imaginado o lo que realmente pasó? Porque todos somos al menos un poco propensos a imaginar lo peor o lo que no queremos que se cumpla y es cuando confundimos la realidad con lo que nuestra mente nos quiere hacer creer.
La ví, la reconocí y quise morir un millón de veces en un minuto. La mujer por la cual la persona con quien salía se ponía nervioso en su presencia, estaba al frente mío, sirviéndome un té y una porción de Lemon Pie. Y aclaro que no culpo de nada a esta mujer, ella no sabe quién soy ni lo que me provoca tenerla al frente. De hecho, capaz ni sabe el nombre de con quien salía, pero no es el punto. El punto es, ¿Seguía muriendo por una punzada de "sentimiento" o moría porque su presencia era tan fuerte que sentía celos de esa mujer tan esbelta, bella, intimidante y diferente?

Seguí caminando perdida en mí, en mi nosequé quéseyo de cosas que me pasaban adentro hasta que encontré mi cuota de felicidad en un empaque simpático, pequeño y que reía a carcajadas.
Adelante mío, iba una niña en brazos de su madre, riéndo como si fuera la reina del mundo y todo estuviera lleno de glitter. Su risa era un sanador instantáneo de malos ratos, tanto así que se me olvido porque me sentía mal y las mejillas me dolían de tanto reírle, sonreírle y jugar en secreto al "¿Donde te has escondido? Oh, aquí estas!". Quizá ví en ella lo que el reto veía en mi cuando tenía su edad. Una niña cuya risa era mas fuerte y penetrante que cualquier sentimiento negativo y pensamiento suicida (tranquilos, no llegué a eso pero quería demostrar mi punto en cuanto a su risa). Una niña cuyos rulos se escapaban de su peinado y volaban con el suave viento nocturno. Una niña inocente que de alguna forma cambiaría al mundo. Ví en ella una enorme sonrisa, una boca rojiza, a su madre soltera y me sentía pequeña de nuevo. Sentía que ella era yo, que había viajado en el tiempo para conocerme como era de pequeña.

Sentí que era la señal de: "Todo va a estar bien, volvé a tus raíces" mientras las primeras gotas de lluvia me caían en la cara como si me tiraran una bolsa de plumas. Necesitaba ver a esa niña y verme reflejada en ella, necesitaba sonreírle y decirle que iba a ser una gran persona, fuerte y adorada por cualquiera, sin importar lo difícil que se torne el mundo ni cuantas veces se haya roto su corazón.


Ella lo cambiaría todo, por el simple hecho de ser ella.

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