Ambas partes aprenden

Las relaciones nunca son 100% fáciles y "color rosa". De hecho, el momento en que se termina es cuando realmente vemos lo difícil que es estar en una, salir de ella y superarla, porque lo digamos o no, ambas partes sufren al menos un poco.

Aquel que fue quien rompió el lazo, sufre un poco si quiso a la otra persona o al menos le tomó cariño. Sufre en sentido de que seguramente extrañe al menos un poquito a la otra persona, sienta que por unos días no es lo mismo.

Aquel que fue dejado, bueno... Esa persona es la que peor la pasa, si no es de mutuo acuerdo, claro. Por obvias razones es quien peor se siente, ya que se siente abandonado, deprimido, con un hueco en el estómago. Todo le recuerda a esa persona; nombres, lugares, olores, colores. Es una especie de tortura lenta y a veces, dolorosa.

Lo bueno de ambas partes, es que cuando una relación termina, se dan cuenta realmente que cosas amaban y odiaban de su pareja. Se dan cuenta de que es un periodo horrible, pero así como pasó la relación, la ruptura también pasará. Porque todo pasa, lo bueno y lo malo. Estamos en una era de lo efímero, donde las personas temen arriesgar una relación larga porque no quieren salir heridos y la realidad es que, sea larga o corta la relación, puedes salir herido lo mismo. Pero si nunca arriesgas a lo que desconoces y sigues por el mismo camino de comodidad, nunca verás más allá de lo que ves a simple vista. Nunca conocerás a la persona que te cambie el mundo, te haga ver las cosas diferentes y te haga sentir diferente.



Las relaciones son excelentes, siempre aprendemos algo y en cada pareja encontraremos cosas que nos gusten y que no, por eso no hay que dejar de confiar en el amor y que algún día tendremos el nuestro.

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