Embriagada en vos.

Verlo dormir, puedo jurar que era la perfección.

Veía como sus rasgos duros se ablandaban y sus rasgos blandos (cuando se relajaba) se endurecían en algunos casos.
Veía los poros de sus pómulos, sus cejas casi transparentes, su barba colorada (Que bien le quedaba, por dios.), sus labios finos y rosados que te invitaban, te llamaban y te reclamaban a que los acariciaras y besaras, y sus ojos... Esos ojos poco comunes. No eran celeste cielo, no eran gris nublado. Era la mezcla de ambos mundos. Era un color de ojos frío, pero al mismo tiempo te daba seguridad, te reconfortaban, te cuidaban.

Al dormir tenía la respiración de un cachorro. Esas respiraciones que inhalaba profundo... Y exhalaba de golpe, como si sacara todo lo que tenía guardado y acumulado dentro. Como si se liberara de todo lo que pensaba o sentía.
Como si inhalara todo lo bueno y retiraba de su cuerpo todo aquello que le hiciera mal.

Cuando abría los ojos de golpe y veía su confusión por verme mirarlo dormir (O su sorpresa ¿Como saberlo?) lo único que podía pensar era "Estoy acá para cuidarte. Para curarte de tus males pasado, o no, para cuidarte de aquellas heridas que todavía duelen."
Porque eso me causaba, ganas de cuidarlo, de mimarlo, de tenerlo cerca.

Cuando se acomodaba y pegaba su cuerpo junto al mío, sentía cualquier tipo de calidez. Sentía como nada podía herirme. Quería quedarme así por siempre, en sus brazos, en su pecho, en él.

Su tacto era único, de verdad único. Su mano iba por todo mi cuerpo, por todos lados, sin preocupación. Era un tacto reconfortante, tibio, suave, fuerte. Relajaba partes de mi cuerpo y tensaba otras.

Despertaba en mí las mejores cosas. Las ganas de crecer personalmente, de vivir, de estar y de huir.
Me daba un punto de vista lógico, pero me impulsaba a buscar más, a buscar nuevas cosas, nuevos caminos, nuevos sueños.

Compartíamos cosas que pocos de nuestros cercanos conocían. Me tocaba el alma, el cuerpo, la mente. Me besaba sin miedo, de esa forma que te ves obligada/o a cerrar los ojos y aspirar cada sensación que causaba en tu cuerpo. La de deseo, la de calma, la de aceleración, seguridad, ganas de mas.
Esos besos, de los buenos, de los únicos.

Verlo en sus momenos de mas relax, era como tomarte una botella de vodka y esperar su efecto. Sabías que iba a llegar y cuando se daba, cuando se dormía en base a mimos, te sentías en el mas allá. Borracha/o de él, de sus latidos, de la forma en que sus músculos se movían, de como respiraba y de su olor. Su olor único en ésta tierra.

Y por eso adoraba verlo, porque era así, una adoración.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

#Girlboss, motherfucker.

Un olor especial.

If you have to ask it's because you already know?