Paula vs. Paula

Entré al baño, me lavé la cara y apoyé las manos en el lavatorio.
Y me ví.
Y ella me vió.

Yo la miraba atenta, ella acomodó su postura y me clavó los ojos.
-¿Qué estás haciendo?- Me preguntó como si supiera a qué se refería.-Sabés lo que quiero decir. ¿Qués estás haciendo? ¿De nuevo esperando que te hable? ¿Otra vez idealizándolo? Ni siquiera te ve el potencial a algo más o menos serio, dejalo ir.- Su tono irónico era característico de ella cuando quería ir al punto, bah, más bien, mío.
-Decir “dejalo ir” es más fácil que hacerlo, lo sabés perfectamente. Si tan poco te cuesta a vos, ¿por qué no lo haces por mí? Pareces tener todas las respuestas y a fin de cuentas, somos la misma persona. De hecho, debo parecer una loca hablando conmigo misma en el baño. El punto es: ¿qué está mal con nosotras? Idealizamos tanto a alguien que nos consumimos en nuestro pensamiento. Tenemos un imán con quienes no quieren nada con nadie y nuestro error es pensar que podemos cambiarlos, que podemos hacer que quieran algo con nosotras, que somos la indicada. En resumen, estamos cagadas- Le respondí y la miré. Ya no tenía su postura de saberlo todo, de hecho, estábamos iguales.


Ésto para algunos puede ser una locura, a otros les debe parecer bastante normal.
Enfrentarse a uno mismo de la forma más clara: contra nuestro reflejo.
¿Lo que vemos es realmente quienes somos o exageramos rasgos físicos y personales para hacernos sentir mejor o peor en cuanto a cómo tenemos que enfrentar el mundo?
Llorar frente a uno mismo es llorar frente a nuestro enemigo. Es quién más nos juzga y al mismo tiempo, más nos consuela. Nos enfrentamos a quienes fuimos, quienes somos y quienes vamos a ser. Nos sinceramos con las cosas que no queremos decir en voz alta, como por ejemplo; “No me quiere, pero hay algo en él tan inevitablemente atrapante que hago cualquier cosa por verlo al menos 15 minutos, incluso tomarme un taxi a las 23:00hs”, “Si me presiono hasta el límite de mi cordura  mis ataques de estrés, ansiedad y pánico van a haber valido la pena”, “Si hago de cuenta que no tengo sentimientos, no me pueden dañar, pero ¿cómo hacerlo frente a quien parece ser nuestra kryptonita?”.
Cada uno tiene sus temas intocables que ni siquiera con uno mismo puede hablarlos porque sabe que hay un 90% de probabilidades de terminar enojado, llorando o frustrado. Las personas tenemos eso, encerramos tanto nuestros sentimientos que ni siquiera podemos explotar con nosotros mismos.


Dicho ésto, creo que te debes una charla con quién más te conoce, ¿estás dispuesto a enfrentarte?

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Encontrar aquello perdido es encontrarse a uno mismo.

La generación de la venganza

#Girlboss, motherfucker.