I just wanna be yours

¿Cuánto amor nos cabe en el cuerpo? El resultado es infinito. Tenemos el amor propio, el que es para nuestros amigos/as, para nuestra pareja, nuestros hijos, mascotas, familia, etc. El principalmente importante, es el propio. Es aquel que te hace sentir realmente bien con el mundo que te rodea. El que te susurra lo imparable que sos, la influencia importante que tenes en la vida de los demás y por sobre todo, cuanto vales.


Llega un momento en donde todos alguna vez hemos escuchado: Quiero ser tuyo.

Ahí es donde el mundo se divide. Por un lado, los que aceptan a ciegas a la otra persona. Con todos los errores que pueda tener, todos sus fallos, sus logros, crecimientos y sueños. Por otra parte, están los que instantáneamente se atajan con la frase de "antes de ser mío/a, deberías ser tuyo". Bueno, quiero decirles al ambos sectores que están igualmente en lo correcto.
Si, antes de "ser de alguien más" debemos pertenecernos a nosotros mismo, conocernos, amarnos en la forma, talla, color y altura que venimos y justamente es ahí cuando aceptamos todos los errores que tenemos, los fallos y nos auto alentamos en nuestros deseos. Querer pertenecerle a alguien, no quita dejar de ser de uno mismo, y por favor, no quiero escuchar "no le pertenecemos a nadie, no somos objetos", me he cansado de esa frase.
Si yo quiero decirle que le perenezco a X o Y persona, es decisión mía y no por eso estoy vendiéndome cual esclava del siglo XII. Me estoy compartiendo con alguien más, por que ¿de eso se trata una relación, no? De compartir con el otro/a un poco de sí mismo. Desde cosas básicas como bandas musicales y libros, hasta la parte más íntima de uno.
Una madre se comparte a sí misma, por ende a su amor, con todos sus hijos. Compartimos nuestros momentos secretos con amigos cercanos en búsqueda de consejos. Compartimos con nosotros mismos en nuestra intimidad todo aquello que nos atormenta, nos maltrata y tratamos de superar. Y por supuesto, compartimos con una pareja básicamente una vida. Pero una vida construída por ambas partes, donde ninguna tiene más que el otro, solo historias comunes, amistades entre si, niños, proyectos, viajes, etc.


Pertenecerle a alguien jamás es dejar de lado nuestro amor propio, es compartirlo con quien quiere recibirlo.

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