Mochila mental (Parte 2)

Todos saben mi significado de mochila mental, para aquellos que no sepan que quiero decir con esto, les recomiendo que primero, lean acá . Una vez leído eso, podemos seguir. La diferencia de mi primer mochila mental a esta segunda, es que ahora voy preparada sabiendo que es una mochila mental.


Voy lista a guardar momentos específicos, voces particulares, paisajes que hace años mis ojos no ven. Voy lista a alejarme de mis ansiedades rutinarias, mis dudas existenciales, a mis corridas impulsivas. Voy a disfrutar. Como se diría en italiano (uno de mis dos idiomas preferidos), dolce far niente, el placer de no hacer nada. Voy a escuchar acentos extranjeros de un mismo país, bailar hasta que mis pies me digan "Paula, creo que acá va a salirte una ampolla. Y acá también. Y ahí" y sin embargo, seguir. Cantar a viva voz hasta que mi garganta no funcione, reír hasta que mi panza duela y mis ojos lagrimeen, pero esta vez de felicidad. Fotografiarme en poses pensadas y naturales, maquillarme como si fuera a una entrega de premios y a un estilo más natural. Abrazar personas que hace muy poco veo y hace mucho no tengo cerca. Sentir el sol en mi pelo ahora un poco más recortado (nada brusco, solo una necesidad de deshacerme de puntas abiertas y malas decisiones), en mi piel blanca como el azúcar, quizá vuelva con un color nuez o avellana, quizá no, quizá siga blanca. Voy lista a no querer volver, como me pasa siempre. A querer frenar el tiempo en las personas exactas porque el lugar puede variar, pero mis personajes principales son siempre los mismos: Mi familia.
Voy con la necesidad de fotografiar hasta el más mínimo detalle y al mismo tiempo, dejar fuera de mi vista el celular.
Mi mochila mental va llena de expectativas y vacía de malos momentos, de malas decisiones. Me voy preparada a correr a mis primas para prestarles ropa porque a último momento a todas nos agarra la crisis del "no tengo que ponerme" cuando la valija rebalsa de ropa (sí, la mía tiene el 90% de mi ropa y me voy sólo 4 días). A que una al minuto de salir largue "Ay, ¿Alguna me puede peinar?" y si, todas la ayudamos, porque así somos. En nuestra familia somos todos primos pero al mismo tiempo, somos hermanos. Todos estamos unidos por un nosequé queseyo llamado amor. Amor del bueno, del que jamás daña, del que siempre quiere protegerte y verte bien, amor de calidad.



Mi mochila mental va vacía de dolores y a punto de llenarse de amor, porque para eso son las mochilas, para llenarlas y conservarlas.

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