Ellas y ellos, rompiendo expectativas
Quiero hacerles una pregunta seria ¿qué es mas frágil actualmente que el autoestima? La respuesta es simple: Nada. Si, nada. Estamos conviviendo en un mundo donde la talla de busto, cintura y caderas es mas importante que lo que contiene nuestra cabeza, eso hablando desde mi punto, el femenino. En cuanto al masculino, también están condenados, lo queramos ver o no.
La mujer, aun que quiera luchar contra los ideales plasmados por la sociedad, siempre encuentra forma de encontrarse algo que no se gusta de sí misa, incluso si no lo dice. En secreto, pasan algún que otro minuto observando que cambiarían, a quien se quieren parecer, por qué no son como tal o cual modelo/actriz/cantante. Rozan su piel en búsqueda de surcos, marcas, profundidades lejanas -o no tanto- de lo que alguna vez su cuerpo fue. Pero debemos cambiar eso, debemos crear mujeres que se amen, que se sientan orgullosas por lo que tienen y lo que no. Y ya lo dijo Bebe: "Hoy vas a ser la mujer que te dé la gana de ser. Hoy te vas a querer como nadie te ha sabio querer. Hoy vas a mirar pa' lante, que pa' atrás ya te dolió bastante. Una mujer valiente, una mujer sonriente, mira como pasa."
Porque todo se trata de eso, de caerte y levantarte un millón de veces. De hacerte escuchar, ya sea en tacones o zapatillas. Ponerte máscara en las pestañas y labial rojo, porque el mundo es tuyo, sólo necesitas verlo.
El hombre, por su parte no queda afuera esta vez. Puedo decir que, no todos, pero si una gran mayoría, pasan gran parte de su día en un gimnasio, quemando grasa inexistente y tratando de romper una in-confianza notoria cada vez que hacen una repetición frente al espejo. Sumado a que la sociedad les ha dictado que DEBEN ser ellos quienes inviten a la persona que le atrae, que DEBEN pagara las cenas, que DEBEN. Y la realidad es otra, no deben. Si no quieren, no deben. Pero la confianza masculina esta tan sobre-valorada que no entendemos su punto, no podemos ponernos en su lugar y en vez de ayudarlos a ser valientes, los desafiamos a hacer cosas que no quieren. Los hombres han crecido con la mente de "tener que". Tener que pagar, tener que invitar, tener que hacer todo. Desde mi punto, los hombres NO necesitan ser quienes invitan siempre. Pero el problema está en que si un hombre lo hace, se ve lindo, romántico, interesante. Y si una mujer lo hace... Desesperada.
El hombre debe dejar de actuar cómo si el mundo estuviera resuelto y la mujer como si fuera el fin de éste. El cambio de cabeza y actitud empieza por uno, rompiendo los límites que nos ponemos y las prejuzgaciones que hacemos.
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