Praying
Soy de esas personas que siempre quieren concentrarse, meditar y conectarse con su lado espiritual pero trágicamente siempre está pensando en mil cosas por minuto. Parecía que iba a terminar un fin de semana de estres, para arrancar una semana de estres que mecánicamente venía sobreviviendo hacía ya dos semanas más. Pero mi cuerpo me dirigió directamente al balcón y dejó de ser un domingo cualquiera... Un mentado en mis manos y mis pasos a la ventana. Los lentes antireflex le daban una tonalidad verdosa a la luna, me los sacaba y era pálida, brillante y azul. Verdosa, azul, verdosa, azul, verdosa… no, la dejemos azul. En segundo plano se escuchaba a los vecinos cantar anda a saber que, por un lado, por el otro los Grammy. Pero nada importaba, nada me tocaba, excepto ella, la luna. La mire, me miró, me sonrió. La mire, la escuché, me habló. Veía su halo expandirse, expandirse y achicarse y en mi charla mental con ella le rogaba que no se haga pequeña, que su luz era hermosa...