Shame on you

Amanecer en otra casa, otra habitación y otro cuerpo. Juntas tus cosas y sigilosamente huis del lugar.
A todos nos ha pasado, a algunos con mas frecuencia que con otros y así es como emprendes la tan conocida "Caminata de la vergüenza" a casa.

Ahora bien, dicho ésto, ¿por qué se llama así? Desde mi punto de vista hay dos razones:

1- Caminas por la calle a media mañana con ropa ajustada y/o diminuta, tacones extra altos, el pelo recogido con algo que encontraste en la cartera y el maquillaje todo corrido o desgastado. Las miradas son múltiples y los pensamientos ajenos son varios. Aquellas personas con edad similar a la tuya, piensan lo más obvio y básico: Está volviendo a su casa. Los que son un poco más grandes en cuanto a tu edad, tienen otra vista: Ah bueno, ¿y a esta que le pasó? Y por último, tenemos a los adultos mayores (bastante) que con a penas verte sabes que están pensando: Parece una completa prostituta. Lo sé, alguna que otra vez he identificado algunas de esas miradas. Si sos como yo, cuando te miran con esas múltiples expresiones, les devolves una cordial mirada de: "Ya sé que está pensando, pero seguro usted a mi edad era peor". Seguís tu camino como si nada y fin, ya estás en casa. También hay otras personas que se ofenden con las juzgaciones ajenas y de hecho lo manifiestan al grito de un: "¿QUE ES LO QUE TANTO MIRAN?"

2- Una vez en marcha, comenzas el proceso de rearmar tu noche cual rompe cabezas. Repasas todo lo que hiciste (o te acordas que hiciste) hasta llegar al punto donde estás parado. Recurrís al grupo de WhatsApp para buscar las piezas faltantes y resulta que el resto del Squad está en la misma situación que vos o peor. Te paras en seco buscando pistas en la cartera, algo que falte, algo que está de más y de paso llorás por la cantidad de plata que quemaste en dos minutos, como si tus manos fueran gasolina y el dinero un fósforo. Te arrepentís de algunas cosas y te reís de otras, al fin y al cabo la noche se hizo para disfrutar, no para llorar. Tenés un huracán de preguntas y respuestas que te sacudieran la cabeza, de recuerdos leves y miradas familiares, eso y la cantidad de alcohol que ingeriste y ahora te pasa factura.



La caminata de la vergüenza cada uno lo vive diferente. Algunos piensan millones de cosas en una fracción de segundo, otros ni se preocupan haciendo borrón y cuenta nueva, pero tarde o temprano, todos hacemos esa caminata a casa.

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