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Mostrando las entradas de 2020

Si la creencia toca tu puerta ¿Vas a ser Scrooge o un partidario de ella?

 En un año como el 2020 donde la pandemia nos ha atravesado en todos los ángulos posibles, existe cierta coherencia que de pronto seamos devotos a algo. Hay quienes han descubierto el tarotismo y el horóscopo -y con ello las lunas en escorpio y los eclipses solares de capricornio-, otros quienes han descubierto la fé cristiana a la vuelta de la esquina. También tenemos a quienes de pronto le encuentran sentido científico a todo y la racionalización es la capitana del barco llamada vida . Porque no hay nada mas místico que creer. Creer en Dios, el universo o el amor.  Entonces, la pregunta ¿Si hemos encontrado el sentido a todo, si nuestra vida finalmente esta guiada por esta mística, esta fé y esta explicación, por qué seguimos dudando y juzgando las creencias ajenas?  Entiendo a aquellos que no creen en nada (o no lo han descubierto aún) que juzguen a aquellos que sí, porque en definitiva el otro estaría teniendo algo que nosotros no y en cierto punto lo queremos, así que entiendo ese

El vacío entre el arte y el artista

Con el reciente fallecimiento de Diego Maradona, un ícono en Argentina y en el mundo, el país se ha divido (acá hago la exclusión del país porque generalmente en el exterior no se conocen los trapos sucios de los ídolos locales). Una muerte latente, punzante, tensa y predecible, sin duda. Una muerte que separó al arte del artista, donde su destreza de hace años eclipsó su humanidad.  Entonces, la pregunta: ¿Perdonaremos a todos los artistas, deportistas y figuras públicas el daño que han hecho en su vida privada, simplemente por destacarse en algo particular?  Lo irónico de su muerte es la fecha: 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación contra la violencia hacia la Mujer (o violencia de género). Quizá en el afuera se preguntarán ¿por qué la ironía? En Argentina fue conocido no solo por patear la pelota como nadie hasta la fecha, sino por actitudes misóginas, homofóbicas, abandonar a sus hijos y abusos físicos (e incluso ha salido a la luz más de una vez fotografías con, al

NoMo hoy, NoMo por siempre

 En la era de la "opinología" (léase como el derecho a opinar libre y descaradamente), parece que todos tienen argumentos fuertes cuando en realidad practican un discurso ensayado con argumentos pobre en pruebas y fuertes en, obviamente, opinión.  Así es como arranca la rueda de debate. Estamos en una sociedad donde las mujeres ganamos terreno -a paso de tortuga, pero terreno en fin- y sin embargo queda en duda nuestra capacidad para determinar si ser madre o no. De los argumentos más fuertes que he escuchado -y de nuevo, con cero estadísticas- es el ya conocido: "Pero aún sos chica, ya vas a querer". Cuando al parecer el hombre ya tiene determinado que no querrá (o si querrá) tener hijos desde el minuto que puede racionalizar.  Entonces, la pregunta: ¿De verdad las mujeres cambiaremos de opinión o es la palabra ajena la que nos hace cuestionarnos? Esta vez no voy a hablar en términos de estadísticas, pero quiero aclarar que existimos. Las mujeres que no queremos se

¿Qué tan largo es "a largo plazo"?

Alguna vez todos hemos pasado por el proceso de llenar algún tipo de formulario con nuestros datos. Esos donde vemos "Edad - Género - Nacionalidad" y casi siempre encontramos ese espacio en blanco delator: "Estado civil". El problema no es la respuesta, sino que a veces nos hace contemplar por todos los estados civiles que hemos pasado y nos hace cuestionar cuanto tiempo estaremos en el estado que estamos ahora, cuanto duró la última vez y cuando será la siguiente. Entonces, la pregunta: ¿Ninguna relación es a largo plazo salvo la que tenemos con nosotros mismos? Si consideramos es algo obvio (nacemos y morimos con nosotros mismos como persona constante en nuestra vida) y las estadísticas nos acompañan.  En el 2017 por cada 100 casamientos había 65 divorcios y el siguiente año el pronóstico no fue mejor, ya que los divorcios subieron un 41%. En algunas provincias como Río Negro en 2018 se presentaron 2291 matrimonios mientras que en 2019 hubo solo 2017 casamientos.

Think global, make it local

 A lo largo de nuestro desarrollo como seres humanos hemos estado influenciados o expuestos a diferentes estímulos que de alguna forma nos hacen ser quienes somos y querer lo que queremos.  La ecuación de lo que digo es muy simple: Si crecemos rodeado de naturaleza, con una dieta libre de conservantes, en un ambiente no solo tranquilo sino con poca gente a nuestro alrededor, la simple idea de vivir en la ciudad suene una locura y algo totalmente incompatible, lo mismo a la inversa. Alguien expuesto a las luces de los rascacielos, las bocinas de los autos y el smog de los caños de escape, en el momento en que lo dejes 10 minutos a solas con sus pensamientos en el medio del campo, se volverá totalmente demente.  A esto le sumamos que cuando crecemos, gracias a las influencias, creamos nuestras propias expectativas. Nos transformamos en políticos, periodistas, diseñadores, ingenieros agrónomos, etc. Y la situación se complica cuando nuestra cabeza está más allá de nuestra posición física.

¿Creamos los caminos a Roma o algo nos dirige entre ellos?

 En un mundo dividido casi por completo entre entre "causalidad Vs. Casualidad", los dos argumentos contienen ciertas fortalezas que te hace inclinarte por uno u otro. Gran parte de mi vida dije que "todo es por casualidad" y otra gran parte "todo es causalidad". Entonces, la pregunta: Si todos los caminos conducen a Roma, ¿nuestras decisiones bien pensadas nos van a llevar a donde merecemos/queremos o hay una energía divina en el universo que aleatoriamente nos llevan a donde estamos? En cualquiera de los dos casos debemos decidir, ¿seremos creyentes o forjaremos nuestro destino? Si lo piensan menos de un minuto, ambas opciones tienen sus ejemplos válidos.  Hay quienes pasan toda su vida idealizando como será su vida, planificando que hacer para lograrlo, pensando que decisiones debería tomar para acercarse a la propia definición de éxito. Esas personas que saben que estudiaran, donde aplicarán su primer trabajo, como crecerán a corto y largo plazo. Aquel

Entre interacciones y corazones

 En una época donde todo gira en torno a los DM's (ya sean de twitter, instagram o la red social que se les ocurra) y en como una "reacción" puede sentenciar el tono de todo una charla, no pude evitar preguntarme, ¿acaso le debemos algo a esas reacciones?  He perdido la cuenta de cuantas veces leí personas quejándose porque a una story de instagram les responden con una reacción, o peor, esa reacción tiene de respuesta un "corazón". De hecho, hace poco reaccioné así a un comentario de alguien a quien no seguía y su comentario fue: "Te había escrito 20 veces cosas ingeniosas e interactúas en la más rancia, que decepción". Quizá no quiso decirlo con malas intenciones, pero me hizo preguntarme realmente "¿Qué te debo?"  Estamos tan acostumbrados a la sobre interacción en las redes que nos ofendemos ante un emoji, una reacción, un like. No podemos vivir sin palabras, sin respuestas, ¿Cuál es nuestra necesidad de, no solo saberlo todo, sino hablar

The feelings that haunt us

En un momento lleno de supersticiones e incertidumbre, resulta incrédulo tener que escuchar a lo que sentimos, a eso que esta dentro nuestro.  Existe cierto sentimiento que me viene persiguiendo ya hace unos días. Quizá es una alineación de planetas, quizá es mi tercer ojo hablándome o mi nervio de la intuición latiendo con toda la sangre de mi cuerpo, pero algo, no sé que es aún, algo me dice que mi sueño está por llegar.  Quienes soñamos en grande, despiertos o no, quienes nos perdemos en las conversaciones por imaginar escenarios, van a comprender lo que significa tener una buena premonición sobre uno de sus mayores sueños en la vida.  Puede resultar abrumador sentir tanto y pensar que realmente se van a dar las cosas, pero ¿a caso no es el sentido de la intuición? Abrumarnos con preguntas, de las cuales las respuestas las tenemos pero o nos negamos a verlas o interiormente preferimos seguir ciegos, sobreexponernos a una imaginación fluida y cristalina o llenarnos con un sentimiento

Por si no lo sabías

 Escribo porque quiero, porque pienso, porque puedo, porque si y porque no o simplemente, por pura inspiración. Escribo para aclararme o enredarme un poco más en lo que un sentimiento lleva a otro.  Escribo porque es la única forma en la que me comunico conmigo, con el universo, con el destino y con quien esté leyéndome. Escribo en papel, a mano, en el celular, en un post it o en una libreta, porque escribir es una situación tan momentánea que si la "dejas para después" ya no es lo mismo, ya no sirve, ya el momento pasó. Escribo cuando me siento bien, cuando me siento mal y sobre todo, cuando me siento esperanzada o inspirada. Parece obvio, pero a veces la inspiración no va de la mano con la redacción y poner en palabras lo que uno piensa o siente es incluso más difícil que esculpir en humo.  Escribo porque me hace feliz, pero sobre todo, porque me hace. Porque eso soy, soy periodista, soy lectora, soy redactora y soy escritora (sino esto no tendría existencia). Soy palabras