Dreamer by day, writer by night

Escuchabas resonar sus Christian Louboutin en el piso de márfil y sabías que era ella. Era su sonido personal. Veías sus rizos salvajes moverse como melena en cada paso, cual leona que cazaba a su presa. Había dejado de creer en el amor hacía ya muchos años atrás y en cambio empezó a creer en su Imperio. Y eso hizo, logró su propio imperio mundiamlmente reconocido en cada tienda, red social, pagina de moda. Donde miraras, estaba ella. Se autoconcideraba la Miranda Presley de su generación. Había aspirado toda su vida a tener ese poder y control sobre todos (y a trabajar en la industria de la moda, obviamente) Era endiabladamente inteligente, hermosa, elegante, manipuladora y sensual. Era esa clase de mujer que te voltearías mas de una vez si te la cruzaras en la calle, por el simple hecho que no solo te llamaba la atención su estilo, sin dudar alguna, carísimo. Sino que tenia un misterio inalcanzable. mágico, atrayente. Pero no te confundas, a simple vista era una cara bonita y

Rimmel y tacones de Supermodelo. Saco entallado y perfume que te hace soñar dormida y despierta por días. Pero... ¿Y debajo de eso? ¿Que hay debajo de esa máscara? Personas inseguras, debajo de los tacones que rompen el cemento. Personas solitarias, debajo de aquellas risas a carcajadas. Personas deprimidas, debajo de aquel aire de egocentrismo y superioridad. Personas homofóbicas, debajo de ese amor platónico que ve desde lo lejos. Personas frías, debajo de esa armadura en contra de abrirse para no ser heridos otra vez. Pero a fin de cuentas, ¿Por qué usamos máscaras frente a otros? La segura, el ganador, el solitario, la fría. Simple, porque nos queda cómodo mostrar lo que queremos que el resto piense de nosotros. Porque queremos hacernos creer que somos aquello que aparentamos. Porque queremos ser el tema de conversación en algún lado, en algún grupo de personas, en algún momento. Nos guste la atención o no, siempre nos va a hacer sentir "poderoso/a" que seamos

Los olores traen recuerdos, transportan a momentos, te hacen ser otra persona. Los olores son tan perceptivos que pueden desde hacerte acordar a alguien/un momento hasta teletransportarte mentalmente a otro lugar. El olor a campo, a playa, a ciudad. Lugares, El olor a jabón, perfume, desodorante. Personas. El olor a comida casera, café, bizcochuelos. Momentos. Los olores son sumamente importantes y perfectos. Nos hace ser quienes somos y quienes vamos a ser porque de a poco nos transforman. Mantener esos recuerdos en la mente es fundamental, nos ayudan a mentenernos en nuestras raíces incluso si estamos tan altos como el cielo. Los olores que quedan pegados en la ropa, como el perfume, son hermosos. Pero.... Los olores que quedan pegados en la piel (perfume y/o desodorante de la otra persona, su jabón o incluso el mismo olor de su piel) son aquellos que atesoramos para siempre. Son esos que por mas que luchemos por olvidarlos, siempre van a estar pegados a nuestro cerebro por

Y es que era una chica inusual, o eso quería que los otros pensaran... Ella quería ser eso. No quería ser la típica mujer que iba a casarse en un vestido blanco pulcro, inmaculado, perfecto. No quería ser aquella ama de casa que cuide de sus perfectos hijos, atléticos, artistas y ella sumisa "feliz" de ser una ama de casa con decoración perfecta. No, ella no era ni quería ser eso. Ella sabía que daba para mas, que valía mas que un vestido blanco, un par de hijos y una casa perfecta. Ella era libre, sin cadenas ni ataduras. Si debía irse, se iría. ¿Sufriría? Algunas veces, pero no miraría atrás nunca. No quería ser aquella que sólo veía películas románticas y leía libros vacíos. No, ella no sería eso. Ella amaba las películas de acción, la locura, la emoción, la euforia que un par de balas, bates de béisbol, bombas, etc. te generaban. Leía libros sobre todo: La vida, la muerte, el mas acá, el mas allá, libros vacíos, libros repletos de información, dramas que la dejab

Y creeme cuanto de digo que no sos común. Rompiendo mis esquemas, mis normas, mis reglas. Haciéndome describir pedazos míos que no sabía de su existencia. Y creeme cuando te digo que mi transparencia siempre fue impecable en tu presencia y en tu ausencia. Porque no puedo mentir, no puedo con esas cosas. Y creeme que cada domingo me ponía ansiosa desde que me levantaba hasta que salía de casa, por el simple hecho de ya sentía tu cercanía. Tu calor, tu calidez , tu risa, tu olor. Y creeme cuando digo que no me rindo tan fácil. De hasta donde pelear y esto recién empieza. No dejo ir a quienes me hacen bien y usted, caballero, no fue la excepción. Así que, creeme. Hay cosas únicas en esta vida. Conexiones, relaciones y personas...

Creo que no hay dolor más grande que cuando esa persona no te cree. Cuando lloras hasta que te late la cabeza por una desconfianza sin sentido. Por un dolor tan inmenso que es inexplicable porque ya no podés ver, sentir, reír con la otra persona. No hay nada peor que no te crean. No hay nada más doloroso a que desconfíen de lo que sentis. Y es peor cuando te quedas sin recursos para que la otra persona vea tu sinceridad y no la ve por su propio bloqueo. Como puede alguien gustarte tanto en tan poco tiempo y que una pérdida duela tanto? Como te podés poner ansioso/a con solo saber que en minutos se van a ver si se conocen tan poco? Simple. Es una conexión desconocida que pasa pocas veces en le vida. Es esa conexión donde a través de los ojos podés ver todo. La luces y oscuridades de la persona y de todas formas seguir queriendo estar ahí para esa persona. Así que, por favor.... No te alejes, no te vayas, no me dejes.

Es ese recuerdo del que no queres exponer en tu mente pero sigue ahí, dando vueltas, interrumpiéndote. Los fantasmas de las personas vivas son aun peores que de las personas fallecidas, por qué? Simple. Porque estos fantasmas son de tu pasado que no superas, de violencias que no podes dejar pasar, de palabras que retumban al punto que empezás a usar sus expresiones, sus formas de pensar y de pronto.... Volvés a tu raíz porque tu mente, tu espíritu y tu ser están en paz, en sintonía y velaste ese fantasma, lo dejaste ir deseándole el bien o el mal, pero al fin y al cabo lo dejaste ir. Ahí es cuando empezás de cero, te volvés a encaminar en tu vida o en un camino nuevo porque ya no tenes ese peso que te hundía y no dejaba avanzar. Hay que ser muy valiente y tener mucho coraje para poder dejar ir fantasmas del pasado, algunos aterrorizan tanto que se hacen tangibles y ahí es cuando debés demostrar tu "nuevo vos". Ese que es fuerte, valiente, sin miedo. Aquel que no se deja