Año nuevo, ¿mismas expectativas?

Ya estamos a 16 días del 2021 y la gran mayoría de las personas aún están esperando ese "cambio de año". Una de las mayores frases que he escuchado en menos de 20 días ha sido: "Es como seguir en el 2020, como si fuera el mes número 13". Es comprensible si en julio del 2020 teníamos expectativas de que la pandemia acabara en 2021, pero me resultó desconcertante seguir escuchando que esperaban un cambio para el 2021 a 3 días de cambiar de año.


Entonces, la pregunta: ¿La expectativa de un año diferente es real o es una forma de escapar de todo lo que nos ha quitado el 2020?


A mi parecer, deberíamos esperar lo peor, o ni siquiera eso, deberíamos no tener expectativas. Soy fiel creyente que en ciertas situaciones es mejor dejarse sorprender que vivir una completa desilusión que nosotros mismos creamos. Este 2021 de verdad no espero menos que aquello que nos dio el 2020; clases virtuales, estrés hasta la nariz, litros y litros de café, PDFs por todos lados y videollamadas para coordinar trabajos universitarios. Y digo esto no para desanimar, simplemente para sorprenderme gratamente si volvemos a cierta "normalidad" (aun que está de más decir que ese término ha quedado totalmente desvalorizado). 

Aquellas personas que dicen: "Nuevo año, nuevo yo", realmente me dan cierta ternura. Nadie cambia cuando el reloj marca las 00:00hs, solo Cenicienta. El cambio de uno lleva semanas y hasta meses de preparación y creer que porque cambia un número en el año va a cambiar todo lo que nos queda por delante es verdaderamente dulce, totalmente ingenuo, pero dulce en cierto punto. Acá es donde me toca el papel de villana al decirles que el 2020 no va a ser mucho mejor que el 2021 (quizá con suerte el 2022, consúltenme cerca de octubre si esta predicción sigue vigente). Por lo pronto, vamos a seguir con una pandemia tocando nuestra puerta en los próximos 6 meses.



Usar la excusa del cambio de año para sentirse menos mal por el 2020 es totalmente válido, pero no es real, no existe tal cambio, no al menos con la velocidad en la que se pronuncia. Es muy fácil aferrarse a nuevas expectativas pero al mismo tiempo puede ser ultra dañino si nos dejamos llevar y no regulamos la realidad de esa fantasía. El 2021 puede mejorar, pero no dará un giro de 180° donde de pronto todo estará sanado y recuperado porque para ser totalmente realista y honesta, la vida real pocas veces funciona así. 

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