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Mostrando las entradas de noviembre, 2020

El vacío entre el arte y el artista

Con el reciente fallecimiento de Diego Maradona, un ícono en Argentina y en el mundo, el país se ha divido (acá hago la exclusión del país porque generalmente en el exterior no se conocen los trapos sucios de los ídolos locales). Una muerte latente, punzante, tensa y predecible, sin duda. Una muerte que separó al arte del artista, donde su destreza de hace años eclipsó su humanidad.  Entonces, la pregunta: ¿Perdonaremos a todos los artistas, deportistas y figuras públicas el daño que han hecho en su vida privada, simplemente por destacarse en algo particular?  Lo irónico de su muerte es la fecha: 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación contra la violencia hacia la Mujer (o violencia de género). Quizá en el afuera se preguntarán ¿por qué la ironía? En Argentina fue conocido no solo por patear la pelota como nadie hasta la fecha, sino por actitudes misóginas, homofóbicas, abandonar a sus hijos y abusos físicos (e incluso ha salido a la luz más de una vez fotografías con, al

NoMo hoy, NoMo por siempre

 En la era de la "opinología" (léase como el derecho a opinar libre y descaradamente), parece que todos tienen argumentos fuertes cuando en realidad practican un discurso ensayado con argumentos pobre en pruebas y fuertes en, obviamente, opinión.  Así es como arranca la rueda de debate. Estamos en una sociedad donde las mujeres ganamos terreno -a paso de tortuga, pero terreno en fin- y sin embargo queda en duda nuestra capacidad para determinar si ser madre o no. De los argumentos más fuertes que he escuchado -y de nuevo, con cero estadísticas- es el ya conocido: "Pero aún sos chica, ya vas a querer". Cuando al parecer el hombre ya tiene determinado que no querrá (o si querrá) tener hijos desde el minuto que puede racionalizar.  Entonces, la pregunta: ¿De verdad las mujeres cambiaremos de opinión o es la palabra ajena la que nos hace cuestionarnos? Esta vez no voy a hablar en términos de estadísticas, pero quiero aclarar que existimos. Las mujeres que no queremos se

¿Qué tan largo es "a largo plazo"?

Alguna vez todos hemos pasado por el proceso de llenar algún tipo de formulario con nuestros datos. Esos donde vemos "Edad - Género - Nacionalidad" y casi siempre encontramos ese espacio en blanco delator: "Estado civil". El problema no es la respuesta, sino que a veces nos hace contemplar por todos los estados civiles que hemos pasado y nos hace cuestionar cuanto tiempo estaremos en el estado que estamos ahora, cuanto duró la última vez y cuando será la siguiente. Entonces, la pregunta: ¿Ninguna relación es a largo plazo salvo la que tenemos con nosotros mismos? Si consideramos es algo obvio (nacemos y morimos con nosotros mismos como persona constante en nuestra vida) y las estadísticas nos acompañan.  En el 2017 por cada 100 casamientos había 65 divorcios y el siguiente año el pronóstico no fue mejor, ya que los divorcios subieron un 41%. En algunas provincias como Río Negro en 2018 se presentaron 2291 matrimonios mientras que en 2019 hubo solo 2017 casamientos.

Think global, make it local

 A lo largo de nuestro desarrollo como seres humanos hemos estado influenciados o expuestos a diferentes estímulos que de alguna forma nos hacen ser quienes somos y querer lo que queremos.  La ecuación de lo que digo es muy simple: Si crecemos rodeado de naturaleza, con una dieta libre de conservantes, en un ambiente no solo tranquilo sino con poca gente a nuestro alrededor, la simple idea de vivir en la ciudad suene una locura y algo totalmente incompatible, lo mismo a la inversa. Alguien expuesto a las luces de los rascacielos, las bocinas de los autos y el smog de los caños de escape, en el momento en que lo dejes 10 minutos a solas con sus pensamientos en el medio del campo, se volverá totalmente demente.  A esto le sumamos que cuando crecemos, gracias a las influencias, creamos nuestras propias expectativas. Nos transformamos en políticos, periodistas, diseñadores, ingenieros agrónomos, etc. Y la situación se complica cuando nuestra cabeza está más allá de nuestra posición física.