Mr. Big.

No, su apodo no es por lo que normalmente pensarían, no es tan vacío como eso...

Ojos celestes, pero no ese celeste común que ves en revistas, la televisión o cualquier persona que te cruces en la calle. No, eran un celeste tan cambiante como la atmósfera que se transforma de algo romántico a algo totalmente sensual. Así era, celeste y gris en conjunto, fusionados como una galaxia helada, sólo que de helada no tenía nada. Creo haber sido la única capaz de darse cuenta de ese cambio, de esa dilatación de pupilas, de esa mirada penetrante que no sabías si te encendía o si estaba a punto de llevarte contra una pared (ambas suenan bien desde mi punto y dado el contexto en que lo recuerdo...).

Cabello totalmente rubio, tan rubio que no encontrabas cejas. Podría decir que el trigo era moreno al lado de su cabello. Esos hilos dorados que bailaban entre mis dedos era como caminar por un campo de peonías con los ojos cerrados y las manos abiertas. Si, así de hermoso lo sentía yo.

Ni hablemos de su perfume, ese perfume que te lleva a una dimensión totalmente desconocida, a pesar de que lo habías olido en otras personas? Bueno, así. La mezcla de perfume, jabón y Mr. Big con la cual me recibía me drogaba, me noqueaba, me transformaba. Olerlo en su cuello, su pecho, su pelo, en todo él. Ese olor inconfundible que cuando lo sentías, regresabas en el momento preciso. Déjenme decirles que ese es el perfume mas poderoso, el propio, el de la piel, el de uno.

Su voz, ni hablemos de esa voz que ronroneaba cada vez que reproducía mi nombre, o mejor, cuando me llamaba por el apodo que me decía exclusivamente a mi, "Lolita". La ronquez con la que sonaba esa ultima letra me hacía prisionera de mis pensamientos y una directa esclava suya. Se apoderaba de mí sin siquiera que lo pensara, solo ocurría.

Sus mimos, si esto es un poco mas sentimental o capaz que hasta cursi o infantil. Pero créanme que despertarme abrazada a ese hombre era como si estuviera directamente en el paraíso. Me sentía segura, protegida, querida (No amada, demasiado para el poco tiempo que nos conocemos). Pero despertarme rodeada de esos brazos te incitaban a no querer irte nunca. Más si te suelta y te vuelve a agarrar, despertandote con pequeños besos en el cuello y hombro. Disculpen, pero esa me parece la mejor forma de arrancar un día (O al menos de abrir los ojos).

Su inteligencia, tangible, increíble, alucinante. Así me sentía yo al escucharlo hablar. Me sentía una niña escuchando sus historias, prestando atención, riendo de sus locuras y valentías. Como se interesaba en política, sociología, psicología, todo. Podías pasar horas hablando de todo, de nada, de cosas vacías y superficiales o totalmente profundas. Así era hablar con él.

Podría hablar mil horas de él, pero no sería justo aburrir y terminar con todas las sorpresas a quienes lean esto...

Puede ser algo sólo físico, algo un poco emocional. Puede ser todo o nada, pero es solo cuestión de tiempo...

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Encontrar aquello perdido es encontrarse a uno mismo.

La generación de la venganza

#Girlboss, motherfucker.