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Mostrando las entradas de julio, 2016

Conexiones.

Porque conectarse con alguien es tan simple como tomarse las manos, rozarse los dedos, mirarse a los ojos sin decir nada y sonreír. Pero al mismo tiempo es tan profundo como conocer sus deseos, sus sueños, sus miedos y su historia. Conectarse implica arriesgarse a conocer la oscuridad y la luz de la otra persona. Implica tirarse de un barranco y dejarse llevar por esa electricidad que sentís en el cuerpo. Conectarse es lo mas importante y puro que tenemos los seres humanos. Es lo que nos expone frente a la otra persona, lo que nos hace sentir un poco de miedo, pero al mismo tiempo tenemos seguridad de que no nos va a pasar nada. Conectarse es darle el poder a la otra persona de lastimarnos y confiar en que no va a hacerlo porque es dejarnos al desnudo. Conectarse es desnudarse frente a otro y no desnudarse de ropa, sino de alma.  Las conexiones, en todas sus formas y expresiones sean simples o complejas, son bellas e importantes.

Té, limón y miel.

El té con limón y miel la representaban por excelencia. Ácida y atractiva como el limón. Dulce y flexible como la miel. Clásica y elegante como el té. Pero mas allá de eso, era como la taza en donde esos ingredientes creaban la perfección. Por fuera, fría como la porcelana y por dentro cálida como el sol de invierno. Su cuerpo estructurado y delicado llamaba la atención de cualquiera, con detalles finos aquí y allá. No tomabas de ella sin olvidarle, tenía ese sabor único que te hacía querer mas por el simple hecho de que te hacía sentir bien, curado, purificado. Tomabas de ella porque te hacía recordar el frío invierno envuelto en frazadas, tomando tu té preferido o tu café favorito. Te gustaba y no sabías bien por qué. No sabías si era por su acidez, su dulzura o su elegancia. Pero si sabías que la combinación de todo eso, era lo que mas deseabas.